"Hay una parte del TDAH que nadie ve. Ni siquiera yo.


No es ruido. Es ausencia.
Una desconexión suave pero constante. 


Me deslizo hacia adentro sin darme cuenta.
Pasan las palabras, los rostros, las tareas.


Todo lo importante se me escurre como arena entre los dedos.


No es que no quiera estar, es que a veces me pierdo.
Y en ese perderme solo hay vacío.


Como mirar un paisaje sin agua y no recordar cómo era el verde.


Como olvidarse de sí, sin que duela, hasta que alguien te pregunta:


"¿En qué estabas pensando?"


Y no sabes.
Porque no estabas.


Hay algo de bello en esa aridez, también.


Algo que guarda espacio.


Que no se rinde.


Que espera."